domingo, 4 de mayo de 2014

Posted by DeliriumDrake On 11:55 p. m.

Crítica dedicada a Dani, "Si la cuerda no fuera delgada, no tendría gracia caminar sobre ella".
Gracias, de no ser por ti no hubiera leído esta historia.


Por eso los amigos son como tesoros. A veces te sorprenden de maneras que no creías posible. Hace un tiempo, una amiga me pidió que leyera "Los ojos del perro siberiano" y le hiciera una crítica, así que hoy me puse manos a la obra.
El libro es corto, no ocupa más de 73 páginas. Pero en tan pocas hojas, es capaz de emocionarte de una manera que no creías posible.
La historia narra los recuerdos del protagonista, cuyo nombre jamás es mencionado, sobre su hermano Ezequiel y de cómo murió a causa del SIDA. El narrador nos lo cuenta todo en primera persona, gran acierto por parte del autor, pues consigue que te inmiscuyas más en el relato.
Los capítulos son irregulares. Los hay cortísimos, de apenas unas pocas oraciones y otros más largos, que ocupan varias páginas. Pero esto no entorpece la lectura, pues es fluida, dinámica y con un vocabulario básico. Sí es verdad que hay modismos argentinos, pero nada que uno no pueda descrifrar gracias al contexto.
El protagonista lo narra todo de una manera que empieza de modo cronológico, quizá en algún momento hace algún salto en el tiempo o cambia rápidamente de escena, cosa que puede extrañarte. Este hecho, sin embargo, no molesta necesariamente durante la lectura.
La historia es bonita, triste, tierna y con un final que te deja un nudo en la garganta impresionante. Un libro que deberían traducirlo a muchísimos más idiomas, pues no solo te llena de sentimientos encontrados durante toda la historia, sino que también te enseña, te educa.

Hay muchas cosas que amé del libro, aparte de esas frases que se te quedan rondando la cabeza, aún cuando has acabado de leer y todavía estás procesando la información.
Me encantó la relación de Ezequiel con Sacha, su perro siberiano, pues ambos eran parias a los que nadie quería.
Me encantó cómo el protagonista y Ezequiel pasaron de ser simplemente hermanos, a ser hermanos y mejores amigos.

Pero sobre todo, amé la decisión del autor de no revelar la manera en la que Ezequiel contrae el SIDA, pues a fin de cuentas, ¿qué importa?
El cómo no es relevante.
Lo importante es que lo que le pasa a Ezequiel, una enfermedad que lo va matando, irónicamente le enseña a aprender a vivir y disfrutar.

Me gustó lo que Ezequiel enseñó a su hermano. Como anécdota, un día de tormenta, Ezequiel comparó esta con el SIDA. Dijo: "El SIDA es como las tormentas. Nadie saca la cabeza para ver qué hay fuera."
Y su hermano, como cierre al libro, escribe: “Le debo a Ezequiel el haberme enseñada que la vida no es más que eso: asomar la cabeza, para ver que pasa afuera, aunque haya tormenta.”

3 comentarios:

  1. Gracias por la crítica, muy buena!

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  2. Me ayudan con una pregunta?? Los últimos meses de vida de Ezequiel e incluso su muerte , están relatadas a través de anécdotas e impresiones del narrador

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